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La Cruz del Sur

En una pequeña aldea con no muchos habitantes todos conocían a la familia real que vivía en el castillo al sur de la aldea junto al bosque, el cual estaba prohibido visitar porque ahí habitaban criaturas extrañas. Nadie sabe con exactitud qué hay dentro del bosque. Solamente existen unas cuantas leyendas que provienen antes del nacimiento del rey las cuales cuentan que hace muchos años solían enterrar a los muertos en el bosque para que se conecten con la naturaleza. Se cree que sus almas todavía se conservan en el bosque. Además, después de varios reportes de animales agresivos y algunas muertes, se decidió que sólo se permite la entrada al bosque con la autorización del rey.

El rey Ácrux y la reina Gecrux tenían una hija llamada Mimosa. En una gran pared del castillo ellos tenían una gran cruz de madera colgada en la pared. En cada punta de la cruz colgaban cuadros de la familia; arriba, el rey Ácrux; abajo, la reina Gecrux; a la izquierda, Mimosa y la punta de la derecha estaba vacía. Es por esto que los reyes decidieron tener otro hijo para completar la cruz.

Un año después antes del nacimiento de su segundo hijo, el rey mandó a uno de sus fieles sirvientes al bosque a conseguir madera para hacer el marco del cuadro de su hijo que colgaría en la cruz junto a los cuadros de su familia. Cuando este regresó con la madera tenía un tono pálido y sus ojos estaban perdidos. El rey le preguntó si se encontraba bien, pero el sirviente no respondió. La reina llamó a los guardias y lo sacó del castillo y lo último que se sabe es que el sirviente regresó al bosque y no volvió a salir. Unos meses después, en una noche tormentosa, la reina dio a luz a su segundo hijo. Desde el castillo se observó que un rayo cayó en el bosque y se produjo un pequeño incendio. Los sirvientes se dirigieron al bosque para apagar el incendio, pero vieron que el fuego se apagó y apenas hubieron llegado a la entrada del bosque, se formó una espesa niebla. Regresaron al castillo porque, con poca visibilidad, podían perderse dentro del bosque.

La misma noche ocurrió algo terrible. Al despertar, los reyes se dieron cuenta de que su hijo no estaba. Fueron a buscarlo por el castillo y se dieron cuenta que la cruz de madera tampoco estaba. El rey reunió a todos los guardias y les preguntó si alguien entró al castillo por la noche pero, sorprendente, todos acordaban en que nadie entró; sin embargo, los dos guardias de la puerta sur le contaron al rey que una figura encapuchada salió flotando por la puerta del castillo pero, lamentablemente, no pudieron hacer nada para detenerla ya que dicen que quedaron inmóviles el momento que la figura pasaba frente a ellos y no podían mover ni un músculo.

El rey y la reina fueron a contarle a la princesa Mimosa lo sucedido y le pidieron que no salga de su habitación hasta que ellos regresen. Los reyes partieron hacia el sur, en dirección al bosque para buscar a su hijo. Se dice que los reyes nunca regresaron y nadie había vuelto a entrar en el castillo desde su partida. Se asume que la princesa Mimosa nunca abandonó el castillo y que su alma todavía habita ahí. Algunos cuentan haber visto a una niña paseando por los jardines. Pero toda la aldea coincide en una cosa, desde ese día una cruz formada por cuatro estrellas apareció en el cielo, en dirección sur. Los aldeanos nombraron a las estrellas tal como la cruz de madera que había dentro del castillo. La punta de arriba, Ácrux; la punta de abajo, Gecrux; la punta de la izquierda, Mimosa y la cuarta estrella permaneció sin nombre y el mundo la conoce como delta Crucis, la cuarta estrella necesaria para completar la cruz.

 

Anónimo

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